Ángel

"Me entretuve con las cenizas de sus cabellos en mis manos, mientras en sueños respiraba el aroma de cada rincón de su cuerpo... y mientras tanto ella apacible dejaba de respirar lenta, pausadamente y con el ultimo suspiro, sus senos se elevaron hasta el punto máximo y su vientre se sumió en el punto mínimo y yo ahí desnudo como ella, envuelto en su cuerpo... en su muerte... amada muerte"
Cristian Rueda

domingo, 6 de julio de 2008

PECADO ORIGINAL

La mujer se levanta temprano en la mañana, sintiéndose llena de placer después de haber hecho el amor con cada uno de sus concubinos. Lentamente recorre la gigantesca cama, despacio, sin prisa, contemplando a cada uno de los hombres que descansan desnudos sobre su lecho…La mujer, entonces, siente deseos de contarle a alguien lo que siente: ese placer inmenso que la inunda.

Sale de la habitación aún desnuda. Baja las escaleras lentamente y se dirige al comedor. En el centro se levanta una gigantesca mesa cuadrada hecha de fina madera, tal vez roble, en ella se pueden entrever tallados finamente sobre la madera, un sin número de cuerpos humanos en medio de una orgía descomunal de sangre y sudor. Las sillas del comedor son altas, de tonos sangre, también en madera y de gran espaldar. En el centro de la mesa descansa una manzana de un color rojo intenso y brillante. La mujer da vueltas a la mesa sin perder de su mirada la manzana. Después de pasado un tiempo se detiene, se sienta sobre un brazo de la silla central y toma delicadamente la manzana; la textura de la piel de la manzana le recuerda la piel de sus concubinos y cada uno de los instantes de la noche anterior, no se puede contener y la muerde lentamente, como quien quiere que el placer nunca termine...El jugo resbala lentamente por sus labios, recordándole el sabor del sudor de cada uno de los hombres que le han dado este placer. Y siente una vez más deseos de contarle lo que siente a alguien, a otra mujer, por que es tanto el éxtasis que no le basta con sentirlo…

Al lado del comedor, percibe la existencia de una habitación pequeña iluminada por una luz blanca incandescente, y dentro, divisa una puerta angosta de cristal que permite ver lo que esta detrás y quiere esconder. La mujer se acerca a la habitación, con pasos lentos, casi sin alzar los pies, deslizándolos por el piso liso, mirando siempre al frente sin perder su objetivo… De repente, uno de sus brazos se cae, pero ella no presta atención a esto y sigue su camino, luego el otro brazo también se desprende de su cuerpo y ella continua viendo solo al frente, a la habitación pequeña, después se desprende una de sus piernas, y entonces, ella cae lentamente. Con ayuda de su quijada y de la única extremidad que le queda, continua su camino a la habitación, luego se desprende su otra pierna y en ese momento sus músculos se reacomodan alrededor de sus costillas y con ayuda de ellos sigue su camino, de repente su cabeza se aplana y se ensancha, y su lengua se alarga y se bifurca en la punta, con ella abre la puerta de cristal e ingresa en lo que parece ser un gigantesco jardín.

Recorre el jardín y en el centro encuentra un frondoso árbol de manzanas, sube en él y recorre cada rincón. En aquel momento toma el aroma con su lengua y el placer nuevamente la inunda y la excita. A lo lejos ve una mujer blanca, de piel brillante, de cabellos largos, que camina desnuda en aquel jardín. Se acerca, esta es su oportunidad para contarle lo que siente a otra mujer, así que la llama, ella se acerca, y con voz de trueno le dice:

- Ven, toma de estas manzanas y come de ellas, siente su sabor dulce y su textura granular que juega con tu lengua y después llévaselas al hombre que te acompaña... has el amor con él…

Por que ese…

Ese es el mejor de los pecados...